El dilema que tienen los gobiernos en un momento de crisis es el de tomar medidas de política fiscal que puedan sacar al país de la crisis o de hundirle aún más en ella. Se plantean la posibilidad de una política fiscal expansiva, que supone aumentar el gasto público (para aumentar la demanda agregada, incrementando la producción y dando trabajo a mayor número de personas) y reducir los impuestos (para aumentar la renta disponible de empresas y familias, que consumirán mas y aumentarán así la demanda agregada).
Pero, lo cierto es que al tomar estas medidas en momentos de crisis, nos encamina hacia un importante déficit público, de modo que nacen dos teorías:
Por un lado están los economistas monetaristas que opinan que los gobiernos deben regirse por el principio de equilibrio presupuestario, es decir, cuando aumentan los gastos, deben subir los impuestos para disponer así siempre de efectivo.
Por otro lado están los keynesianos que opinan que el gobierno debe aumentar el gasto para que la economía se reactive por sí misma, generando así empleo (aunque con ello incremente el déficit). A largo plazo, vendrá un periodo de superávit que equilibrara esta crisis.
Lo que yo creo es que no se pueden dar las dos medidas por separado, sino que deben darse siempre juntas. Me explico: si suben los impuestos, pero la gente está desempleada o gana poco dinero, este aumento puede terminar por ahogar a empresas y trabajadores que pueden acabar con consecuencias nefastas. Sin embargo, si a la vez creamos empleo, tenemos de donde quitar esos impuestos pues habremos dado trabajo (y dinero) a quien lo necesite. De hecho, creo que en vez de dar tantos subsidios, el Estado debería dar más trabajo, pues los trabajadores que están cobrando sin hacer nada, no hacen nada por solucionar su situación.
